Actividades diversas, a menudo placenteras, pueden generar dependencia, aunque no estén asociadas a la ingestión de sustancias sicoactivas.
«Mi hijo apenas comía ni se bañaba… Café y cigarro no le faltaban y ahí, pegado a la computadora, pasaban los días. Abandonó la Universidad en tercer año, perdió sus amistades y dejó de reunirse con nosotros, con su familia. Lo único que le interesaba era la red, jugar con quienes como él estaban «enganchados» con ese mundo virtual.
Seguir leyendo